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Messi, Zarra, dos pitadas y un silencio

Acabó el partido del Camp Nou con un video homenaje a Messi, y Bartomeu y Zubizarreta, que aparecían en él con protocolarios mensajes de felicitación, se llevaron sendas tremendas pitadas. Tuvo que resultarles duro. En día de goleada y celebración, el aficionado culé les dedicó una pitada de repulsa. Y luego, chocante, Messi no quiso comparecer ante la prensa. Ni siquiera ante la tele del club, que no le hubiera planteado preguntas incómodas. Messi festejó en el campo, junto a sus compañeros, que le elevaron al cielo con sus brazos, pero no dejó de reservarse un cierto testimonio mudo de incomodidad.

Y es una pena, porque unas palabras de Messi hubieran dado la vuelta al mundo y hubieran supuesto una brillante propaganda para nuestra Liga. Ya comenté ayer que parte de lo que esto tiene de mejor es que ha puesto a Zarra en el mapa universal. Aquí siempre le hemos tenido en cuenta, pero fuera de España no se sabía mucho de él. Ahora se sabe que en esta Liga, en el personalísimo Athletic Club, existió un goleador tan formidable que ha hecho falta sesenta años y un tal Messi para que cayera su descomunal marca. Todo eco que esto tenga será bueno para nuestro campeonato.

Y eso que no estamos seguros de si el récord fue ayer o será otro día. Diversas contabilidades dan entre 242 y 265 goles a Zarra, según el minucioso estudio de Míster Chip, que fija el número en 253. La suya me parece la cuenta más creíble, pero no es cosa de enredarse mucho en ello. Messi es un prodigio cuyo registro final dejará muy atrás el de Zarra en cualquiera de las contabilidades. Lo curioso fue que ayer, cuando batió con un precioso ‘hat trick’ el número admitido como ‘oficial’, tuviera esa reacción posterior de aislamiento. Algo pasa. Algo que explica los pitos a Bartomeu y Zubizarreta.