Marino Lejarreta inauguró los ‘Lagos de Hinault’
La inclusión de los Lagos de Covadonga fue una de las grandes novedades de la Vuelta a España 1983, que muchos consideran la mejor de la historia. El directo de TVE y la participación de Bernard Hinault, que cobró un fijo de siete millones de pesetas, añadían atractivos a una carrera que intentaba limpiar la imagen del año anterior, cuando la sanción por dopaje de Ángel Arroyo dio la victoria a Marino Lejarreta (Bérriz, 14-5-1957).
Marino, que había fichado por el Alfa Lum italiano, también quería reivindicarse y llegó a la Vuelta en gran forma. Ganó la sexta etapa en Viella y arrebató el maillot amarillo a Hinault. Dos días después se exhibió en la cronoescalada de Panticosa, en la que metió 2:13 minutos al Tejón. Todo el mundo le apuntaba como el más fuerte, hasta que sufrió un despiste.
En la 10ª etapa, Zaragoza-Soria, Kuiper y Le Guilloux, gregario de Hinault, montaron un abanico. En el corte de nueve ciclistas sólo entraron tres españoles: Alberto Fernández, Martínez Heredia y Gorospe, que se puso líder. “Estuve a dos metros de enlazar, pero voy mal con el viento”, se lamentaba Lejarreta, que se dejó 2:43 minutos.
El 2 de mayo, en la 13ª etapa, se subía por primera vez a los Lagos, también llamados los Lagos de Enol, por lo que periodistas y ciclistas los bautizaron, en un juego de palabras, como Lagos de Hinault. Se salía de Aguilar de Campoo, el pueblo de Alberto Fernández, que vestía el maillot amarillo. A pie de puerto, a 12 km, en el Santuario de Covadonga, Lejarreta lanzó su ataque y recuperó 1:11. Hinault fue segundo.
La Vuelta se decidió el antepenúltimo día, con el brutal ataque de Hinault en Serranillos, que hundió a Gorospe, que se había vuelto a poner líder en la crono de Valladolid. Sólo Lejarreta respondió a su arreón. “Siempre dije que Marino era el más fuerte de esta Vuelta”, le elogió el francés. Acabó segundo en el podio y con tres victorias de etapa.