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De Gea como símbolo de la renovación

Ni muy bien ni muy mal. Ni fu ni fa. Media hora muy buena, entre el 15’ y el descanso, que nos llenó de esperanzas. Pero un mal arranque en los dos tiempos y una segunda mitad floja, salvo el arreón final. Eso queda de este regreso de España en París. Sería un partido más a no ser por la sorpresa que produjo la aparición de De Gea por Casillas. De Gea es el portero del futuro de España, todo el mundo está de acuerdo en eso. Lo que no se sabía es que el futuro hubiera llegado ya. Ni siquiera se sabe ahora. ¿Es esto definitivo? Del Bosque no aclaró qué pasará el lunes. Pero De Gea ya está ahí.

Esa aparición de De Gea sí dio carácter simbólico de renovación. Del partido queda la impresión de que, en efecto, se empieza de nuevo. Sin Xavi ni Xabi, el equipo ha de ser otro por fuerza y cada cual debe hacer sus méritos. Diego Costa también fue titular, él también es renovación, porque lo de antes fue tan poco y tan precario que no cuenta. Da gusto verle con la salud recobrada. Bueno, su central, Sakho, no estará de acuerdo en esto. ¡Qué pelea! Pero después de su enfermizo final de temporada es una alegría verle así. Del Bosque lamentó que el equipo aún no le encuentra. Ahí hay tarea.

Perdimos, en fin. Perdimos por dos razones: porque no chutamos entre los tres palos ni una vez y porque regalamos un gol en despiste ñoño. Cazorla estaba dañado, pero fuera del campo, ante el banquillo. Se le podía atender. Pretender que los franceses no sacaran de banda hasta que estuviera reincorporado era bastante absurdo. En todo caso, antes le habían anulado a Benzema un gol legal, por error del linier. Francia ganó bien, con su equipo fuerte y rápido, que da una imagen muy saludable. España aún parece convaleciente, pero al menos ya ha pasado su primer partido y no ha sido un desastre.