Ha llegado la hora de las supersticiones

Apreciado Charles Miller, ha llegado la hora decisiva en la que la competición se vuelve como decía Shankly algo más importante que una cuestión a vida o muerte. Ahora, cualquier ayuda es poca y cualquier aficionado se siente capacitado para influir en el resultado. Brasil, como sabrá, es un país muy supersticioso con más cultos que equipos de fútbol. La macumba siempre ha estado muy presente en el fútbol brasileño. En este sentido la anécdota del Vasco da Gama y la rana enterrada es significativa. En 1937 el Vasco recibía al modestísimo Andaraí, pero un accidente de tráfico les retrasó. El Andaraí, que sí llegó a tiempo al campo, pudo ganar el partido por incomparecencia, pero fueron unos señores y jugaron el partido no sin antes pedir a los del Vasco que no se encarnizaran con ellos. El partido acabó 12-0 y Arubinha, jugador del equipo humillado lanzó una maldición: “Si hay un Dios en el cielo, el Vasco no tiene que ganar el campeonato durante 12 años”. Uno por gol. Al principio no le dieron importancia pero cuando a pesar de tener un equipazo empezaron a sumar años sin ganar el título se empezaron a mosquear. Por si fuera poco, corrió el rumor de que Arubinha había enterrado una rana, animal que transporta las maldiciones, en el campo para reforzar el conjuro. El Vasco se pasó años suplicando a Arubinha que les confesara donde enterró la rana. Incluso llegaron a levantar el campo en busca del batracio. Luego, el jugador confesó que jamás había enterrado una rana. Y el Vasco volvió a ganar. El poder de las supersticiones.

*Charles Miller desembarcó en 1894 en el puerto de Santos con dos balones de reglamento. Se le considera el introductor del fútbol en Brasil.

Lo más visto

Más noticias