Alemania mete miedo en la final

Alemania es diferente. Barre a Brasil por 1-7 y cuando se presentan los jugadores a las entrevistas parece que vienen de un empate a dos. Autocontrol, disciplina y tranquilidad son virtudes históricamente alemanas que han llevado a la Mannschaft a donde está, en una final de un Mundial. Pero en vez de celebrarlo, Müller y compañía pusieron sus pensamientos en este domingo. ¿Por qué? Porque saben que siete goles a Brasil no valen de nada, si este domingo fallan. Igual que en 2010, los cuatro goles a Argentina en cuartos no les valieron de nada porque todos los sueños alemanes se estrellaron en la frente del propio Carles Puyol.

Y será el español quien devuelva la Copa del Mundo, que será para los teutones, porque tiene que pasar un verdadero milagro para que se descomponga un equipo que fue creciendo desde el primer partido hasta ahora. Empezó arrasando a Portugal, sufrió dos pequeños bajones, frente a Ghana y Estados Unidos. Rozaron la eliminación frente a Argelia, volvieron a revivir contra Francia y volvieron a meter miedo contra Brasil. Tiene que pasar un milagro para que Neuer se coma un gol o Kroos no logre ejecutar pases de ensueño. Pero, ojo, los milagros también pasan. Messi los hace. Robben, también.

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