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El fútbol africano habla chino

Probablemente Angola sea uno de los países africanos donde la presencia china es más evidente. Eso se notaba cantidad en la Copa de África 2010. Los asiáticos pululaban en cantidad y calidad por Cabinda, Benguela, Lubango y Luanda.

Y no andaban por tierras angoleñas siguiendo talentos y superclases para luego ofrecer al Beijing Guoan o al Shangai Shenxin. No, sencillamente, habían ido a construir estadios. Menos presencia tuvieron en Ghana, en 2008. Pero estar, estuvieron, porque fueron sus ingenieros, arquitectos y obreros quienes levantaron los estadios de Takoradi y Tamale.

Así, en ese plan, llevan en el continente africano aproximadamente desde el año 2000, cuando decidieron apostar a lo bestia por la construcción de estadios en Argelia, Mali, República Centroafricana, Congo-Brazzaville, Mozambique o Zambia, entre otros. El último estadio alzado por los asiáticos en África, es el Nuevo Estadio de Libreville, en Gabón, donde tuvo lugar la Copa de África de 2012 que, por cierto, ganó Zambia.

Pero aun así, y a pesar de que en los últimos años ha habido un notable trasvase de futbolistas africanos a la Super Liga china, como son los casos de Drogba, Keita, el zambiano Chana, el nigeriano Yakubu o el maliense Kanouté, la cosa no va de deporte sino de negocio y política.

Todo ese movimiento de créditos y mano de obra para construir estadios que (esa es otra) en cuanto acaba el torneo quedan sin uso, no tiene nada que ver con el amor al deporte rey: forma parte sencillamente de los planes del gigante asiático para afianzarse en África.