América, cuatro, y Europa, otros cuatro

Pasaron Argentina y Bélgica tras sendas prórrogas. El fútbol se aprieta, así lo reflejan los resultados. De los ocho partidos de octavos, cinco exigieron prórroga y dos de ellas dieron paso después a sendas tandas desde el punto de penalti. Tres se resolvieron en el tiempo reglamentario, dos por dos goles, uno por un gol. El fútbol se aprieta porque todo el mundo juega bien. Pero al final se impone, todavía, el viejo oficio. Hurgando en un siglo de tradición y confrontándolo con los clasificados para cuartos, se comprueba que las selecciones de toda la vida tienden a imponer su peso, antes o después.

Hay excepciones, claro. Italia, Uruguay. Inglaterra y nosotros, si me apuran. Pero ese empate a cuatro entre Europa y América que ahora refleja el imaginario marcador de los cuartos de final avala lo que digo. El fútbol aún es de dos continentes. Aún discuten dos corrientes. África pugna por meterse, pero entre la inconsistencia técnica de los subsaharianos y la persistente fatalidad que persigue a los de la zona del magreb, no consigue ir más allá. Llegará. Asia, y no digamos Oceanía, aún están lejos. El fútbol todavía es de la vieja Europa y de América Latina, que se dividen las ocho plazas.

Y apretados, decía. Argentina necesitó de prórroga para quitarse de encima a Suiza. Argentina va a trancas y barrancas, vive de gotitas de Messi, gotas de Chanel, tan escasas como caras. Pegó una arrancada que fue gol de Di María, aunque para ello hubiera que esperar hasta la prórroga. En el otro partido de ayer, Bélgica dio por fin la cara que esperábamos, de joven aspirante. Se sacudió la timidez y abrasó a Howard, gran meta estadounidense de ‘look’ extraño. Él mantuvo a USA hasta la prórroga. Loor a estos jóvenes estadounidenses que van interesando a su país en nuestro viejo y querido ‘soccer’.

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