Olesa de Montserrat no está en Madrid

Madrid, Madrid, Madrid. En Barcelona se piensa mucho en ti. Bartomeu, cuya primera aparición me pareció magnífica, se vio ayer obligado (¿por qué o por quién?) a levantar el fantasma de Madrid. “En Madrid cuesta digerir que dominemos como dominamos”, dijo. ¿En Madrid? Esta liebre la ha levantado un socio del Barça, ciudadano de Olesa de Montserrat. Independentista catalán, es sabido. Y ciudadano inquieto, cosa muy plausible, porque faltan. Su denuncia provocó la aparición de detalles en ‘El Mundo’, que se edita en Madrid, pero también en el ‘El Periódico’, que se edita en Barcelona.

Esa cosa de admirar cómo el fantasma real o imaginario del Madrid, amenazando por detrás, le ha jugado al Barça malas pasadas. A veces he llegado hasta a pensar, y que me perdonen, que lo tiene por algo así como un grato fantasma familiar en el que reposar todas sus confusiones. Ahora son muchos los que piensan que ha sido Florentino el que ha movido las olas de esta denuncia. Él mismo se pavoneó el sábado en su ampliadísimo palco (eso de la ‘economía de palco del Bernabéu’ va haciendo fortuna) y mucho más feliz se sentirá cuanto más se duelan en Barcelona de esa profecía autocumplida.

Porque es justamente la obsesión por el Madrid lo que llevó al Barça a este extravío. La mera idea de que se fuera al Madrid resucitó el fantasma de Di Stéfano (historia una y mil veces mal explicada, en la que un día entraré) y sirvió al Barça como justificación moral para montar un entramado de ‘ingeniería de negociación’ impresentable. El Madrid se compensó del fiasco pagando un disparate por Bale, cuya utilidad real está por ver. Eso es otra cosa. Pero el Barça sufre ahora los excesos de su obsesión, y justificarlos desde la propia obsesión es un error. Olesa de Montserrat no es un barrio de Madrid.

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