Un lunes cualquiera en el Barça

Explicaban los maestros del periodismo que el lunes era el idea idóneo para librar. “Nunca pasa nada”, decían. También decían los veteranos de la legión “alístate, que verás mundo”. El de ayer fue un lunes completito. Será por la resaca del Puente o por la de la Copa, pero el lunes cundió. Empezó con el anuncio de la querella criminal que presentaron los del GO Barça (vinculados a Consulta Qatar) ante la Audiencia Nacional contra Rosell por “distraer” 40 millones del fichaje de Neymar. No le acusan de quedárselos, pero si de no explicar, tal como prometió, si se pagaron a N&N como prima de fichaje o sobresueldo. Tanto monta. Es la prueba de que Neymar, en términos globales, cobra más que Messi porque a su salario hay que añadirle el pastizal que le pagaron el verano pasado. Y Hacienda, que ya ha mordido a Leo, tiene las fauces preparadas para cazar al brasileño. No obstante, me da que el Barça teme más la reacción del argentino que la de Montoro.

Siguió el día con un asado. Una comida de hermandad en Sant Joan Despí en la que, gracias a las imágenes servidas por el club se pudo ver la unión de la plantilla culé. Los de La Roja comen juntos, los jóvenes en otra mesa, los sudamericanos más Pinto en otra, los técnicos juntos y el personal auxiliar en otra. Lo que se dice una comunión perfecta, vamos. De hecho, ayer se convirtió en noticia lo que con Pep era norma. Que comieran todos juntos en las instalaciones. Pero la traca final la ofreció la junta directiva, que decidió en reunión de urgencia volver a reunirse de urgencia para decidir entre hacer un nuevo campo en L’Hospitalet o hacerlo en el Camp Nou. No me gustan los lunes.

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