Difícil dilema 'más acá' de la protrusión

Bale es un jarrón chino en el borde de la mesa. El Madrid lo ha manejado con forzada precipitación y, al menor descuido, se puede hacer añicos. Más allá de la protrusión dorsal o más acá, para ser exactos, lo tangible es que el galés se encuentra tierno de musculatura. No hizo la pretemporada debida, tampoco rodó lo suficiente antes de arrancar en Villarreal y lo están pagando caro tanto él como el propio Madrid. Basta con sumar los cien millones de su fichaje más los más de siete millones anuales de ficha y dividirlo entre los partidos que se está perdiendo. Un agujero.   

La verdad es que los médicos y técnicos del club afrontan un dilema comprometido: forzar o no forzar a Bale. Se le contrató para jugar partidos como el de la Juve y el Clásico del Camp Nou.  Pero no debería llegar sin probarse antes algún minuto... Y ahí radica el riesgo de una nueva recaída. En el ambiente flota la sensación de que, a día de hoy, es un futbolista de fibra frágil. Nada hacía presagiarlo cuando con su imponente aspecto se vistió de blanco. Ahora le toca demostrar que es la 'máquina perfecta' que siempre pareció.

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