Bale topa con la pista americana

La puerta de entrada al Madrid viene precedida, para Bale, de un paso inesperado por la pista americana. Si ya resultaba difícil evitar que su precio se lo llevara por delante, el brazo de hierro de Levy le dejó sin pretemporada; las lesiones o el temor a que aparecieran, sin un debut apacible; Cristiano, sin su sitio natural, la izquierda; y el Atlético, sin gloria precoz. Mal día para ponerse de largo, con el marcador y el ánimo del público en contra.

Dejó un par de sprints desatados, un tiro sin colocación y una picardía ante Courtois que Mateu, equivocadamente, ilegalizó. Vive de su izquierda y en la derecha le cuesta encontrársela. Su vida en el Madrid empieza a cinco puntos del Atlético y del Barça. Vino para ayudar y ahora se le pide que rescate a un equipo que no está armado en torno a él. Quizá ni siquiera está armado. El Madrid ha generado movimientos reflejos en tres años que aconsejan una transición ordenada. Tres cuartas partes de la plantilla son en herencia. Y conviene empezar por lo que los jugadores son y no por lo que uno cree que pueden ser. Vale para él y vale para Isco, enjaulado en una banda un tiempo y sustituido cuando el Bernabéu veía en él la salida. Bale ha encontrado a alguien con un porvenir más empinado: Ancelotti.

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