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Un cubo de agua le dio el triunfo a Poulidor

 Julio Jiménez ya se ve vencedor en el Mont Ventoux en el Tour de 1965. El terrible Monte Pelado donde encontró la muerte el inglés Tom Simpson dos años después (1967), en el que Eddy Merckx, cinco años más tarde (1970) vencería, pero no pudo subir al podio, porque tuvo que ser evacuado en ambulancia y asistido con oxígeno durante diez minutos. 21 km de ascensión. Los catorce primeros por un espeso bosque, los siete últimos, desérticos, paisaje lunar expuesto al sol y al viento.

Raymond Poulidor (15 de abril de 1936, Mérignat, Francia) le había aguantado en la subida, pero quedaba la durísima última rampa. Allí Julio sabía que el francés no podría aguantar su tirón final. Menos de medio kilómetro y el abulense está a punto de arrancar, cuando de repente un espectador le echa de golpe todo el contenido de un cubo de agua. Julio trastabilla, no se cae, pero queda frenado. Poulidor, claro, no para. Gana por seis segundos y recupera 1:38 del tiempo que el italiano Felice Gimondi le sacaba en la general.

Pero Poulidor no ganaría ese Tour. Gimondi le aguanta en los Alpes y se impone en la cronoescalada a Le Revard y en la contrarreloj final de París. Al final aventaja en 2:40 a Poulidor. Otra vez segundo.

Gimondi, Gimondi... El año anterior había ganado el Tour del Porvenir y un mes antes había quedado tercero en el Giro de Italia haciendo de gregario a Vittorio Adorni, el vencedor. Pero tenía sólo 22 años y corría su primer Tour, y eso porque se habían lesionado poco antes tres compañeros del Salvarani. Un chavalín que se anotaba en los guantes los dorsales de los favoritos porque no los conocía. Era el sino de Poulidor.