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Hèliére se ahogó en un día de descanso

Dicen los ciclistas que el día de descanso es traicionero. Tras varias etapas a tope, el cuerpo se relaja y al día siguiente es complicado volver al estrés. Muchos perdieron el Tour tras una jornada de reposo.

Para Adolphe Hèliére resultó mortal. El francés, originario de Rennes, aprovechó el asueto del 14 de julio de 1910 para bañarse en la playa de Niza y murió ahogado a la altura de la Ópera. Fue el primer ciclista fallecido en la historia del Tour.

Tras él la carrera se ha cobrado tres víctimas, todas en la ruta. También en un 14 de julio, de 1935, falleció Francisco Cepeda (9-3-1906, Sopuerta, Vizcaya), que hizo gran parte de su carrera en Francia. Tres días antes el vizcaíno se cayó bajando el Galibier. El tubular se le salió de la llanta, la rueda delantera se bloqueó, salió despedido por el aire y cayó de cabeza. Fractura de cráneo. Nada pudieron hacer por él en el hospital de Grenoble.

Más turbia fue la muerte de Tom Simpson (30-11-1937, Haswall, Inglaterra), campeón del mundo en 1965 y primer maillot amarillo británico en el Tour (1962). Esta vez fue un 13 de julio de 1967. El inglés llegó escapado al Mont Ventoux un día de extremo calor. De pronto empezó a hacer eses y se fue al suelo. Fue evacuado en helicóptero al hospital de Avignon, donde falleció. En su maillot encontraron tres botes de anfetaminas, uno de ellos vacío. Varios corredores recordaron haberle visto beber brandy antes de la etapa. La combinación, junto al calor, le provocó una insuficiencia cardíaca.

La última baja fue Fabio Casartelli (16-08-1970, Como, Italia), campeón olímpico en Barcelona 92. Se cayó el 18 de julio de 1995 bajando el Portet d'Aspet. Una placa lo recuerda. No llevaba casco y sufrió fractura de cráneo. Fue trasladado en helicóptero al hospital de Tarbes, donde falleció.