Lorenzo no ha dejado ni las migas

La victoria de Jorge Lorenzo en Mugello ha sido tremenda, contundente como un knockout de Mike Tyson y demoledora como un ensayo de Jonah Lomu. No ha dejado ni las migas. Antes de comenzar la carrera comentó que quería ponerse líder en la primera curva y así lo hizo (repitió la maniobra de 2012). También dijo que quería escaparse. Dicho y hecho (aunque tardó un poco más). Si Jorge lo tiene claro, y tener las ideas claras para el mallorquín es que la Yamaha esté a la altura de la Honda, es un huracán de fuerza doce con un disco duro en la cabeza con muchos peta bytes. Y es que cada vez corre con más inteligencia. Va a tener que quitarse el símbolo de pasar por fuera y buscar otro más relacionado con el cerebro. Cuando quiere, es la máquina perfecta.

Y todo esto lo hemos visto en Mugello, el mejor circuito del Mundial y la capital del imperio Rossi. No me cabe duda de que Valentino ha sido el mejor piloto de todos los tiempos, pero ya no. Me resulta muy duro reconocerlo, lo juro. Su historia en este gran premio acabó en la primera vuelta en un choque tonto con Bautista. No caben reproches ni a uno ni a otro. Si uno sale tan atrás tiene estos riesgos. Las carreras empiezan los viernes y para estar ahí delante hay que trabajar mucho más. Respecto a Márquez, qué decir. Su carrera ha sido excepcional, pero le falta experiencia y un entorno que le trabaje la cabeza. Un tercero hubiera sido heroico. En cuanto a Pedrosa nada que objetar, sigue como nunca. ¿Y qué me dicen de Crutchlow? Parece salido de Esparta.

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