La estampa grotesca de Bienvenu

El Zaragoza tiene un pie en Segunda y, aunque nada está aún perdido, hay que empezar a prepararse para lo peor. Lo más terrible en estos momentos de abatimiento general es la comprobación de que Jiménez, especialista en carros, no da más de sí y empeora a pasos agigantados sin ningún rubor o autocrítica. Físicamente tiene al equipo hecho unos zorros, no sabe leer los partidos y continúa empeñado en defender lo indefendible. La estampa grotesca de Bienvenu, otro fichaje de autor del técnico, como los de Loovens, Romaric -aún resuena aquella broma pesada de su comparación con Santi Aragón-, o Wílchez, el del permiso en Argentina-, supone un insulto para la historia del Zaragoza. El camerunés, huérfano de cualquier condición para jugar al fútbol en la Liga española y pasadísimo de kilos, encarna una gran mentira que se hizo el domingo insoportable para todo el zaragocismo.

Uno se pregunta qué le vería Jiménez, o esa famosa comisión deportiva, que esa es otra, a Bienvenu para empeñarse en su fichaje. O lo que es más grave, cómo un entrenador del Zaragoza puede alinear a un futbolista como Bienvenu en un partido a vida o muerte. El extravío del Zaragoza ha llegado a tal límite que todo es ya posible, hasta ver corretear a Bienvenu por La Romareda con vocación de delantero centro.

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