La mecha se ha quedado encendida

Márquez y Lorenzo se dan la mano ante una multitud de periodistas, deslumbrados por los flashes de las cámaras. Ambos sonríen durante esas décimas de segundo en la sala de prensa de Le Mans y podríamos pensar que es por la satisfacción de cerrar la brecha de su conflicto. Yo no lo veo así, más bien lo contrario. Quizá esa mueca en su rostro era de escepticismo, porque ni ellos mismos se creen que con ese apretón las cosas vuelvan a ser como antes del GP de España. Nada será ya nunca igual, esa última curva de Jerez ha dejado bien claras las intenciones de Marc en su desafío de MotoGP, así que a sus rivales no les queda otra que tomar conciencia de a lo que se enfrentan. La mecha del polvorín ha quedado encendida para siempre...

El poder establecido lo representan los veteranos. Lorenzo, Pedrosa y Rossi quieren que las cosas sigan siendo como antes, con sus reglas de juego y sus límites. El problema es que al pueblo ha llegado un forastero que tiene sus propias normas y un talento descomunal para imponerlas. Dos formas de entender las carreras con marcados matices y que se traducen en un riesgo latente de choque de trenes. Márquez lo insinúa y yo lo aseguro: los siguientes, si es necesario, serán Pedrosa o Rossi. Este chico no entiende de leyendas o respeto a los mayores, sólo de la gloria del triunfo. Por eso me temo (o puede que no, la cosa promete siempre que no vaya a más) que el episodio de la curva Lorenzo es sólo el primero de los que nos aguardan este año...

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