Llegan con la moral muy alta

La final del 95 en Zaragoza contra el Olympiacos fue el partido mas importante de mi carrera, porque supuso ganar el mayor título que puede conquistar un jugador continental. Fue algo increíble, porque el Madrid hacia muchos años que no era campeón de Europa. Rompimos la racha y fue histórico. Fuimos muy superiores a una plantilla que era la más más fuerte. Alcanzamos lo máximo y encima yo tuve mucha presencia. Presión hubo, porque en el Madrid la obligación es ganar títulos y, además, tener al mejor en el equipo, Sabonis, era una responsabilidad añadida.

A la final de hoy los dos llegan con la moral por las nubes. El Olympiacos, por ganar al más fuerte del momento, y el Madrid, por romper su racha de derrotas contra el Barça en citas decisivas. Los de Laso tienen que imponer su forma de jugar, sus señas de identidad: defensa, contraataque y creatividad. Los griegos se apoyan en Spanou­lis, que marca el ritmo y lleva la batuta, y en Printezis, que imprime el carácter y es el termómetro. El Madrid tiene más variantes y mucho potencial anotador. Si Rudy y Carroll fallan, están los Sergios, Mirotic... y tiene a Reyes, cuya experiencia puede ser fundamental.

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