Faltó, sobre todo, algo de carácter

Fútbol es ilusión y durante un buen rato el Betis consiguió al menos eso, hacer soñar a sus aficionados con la posibilidad de sacar algo positivo del Bernabéu. Queda la intensa sensación de que el espejismo se habría convertido en realidad a poco que los verdiblancos le hubieran puesto al partido una marcha más de picaresca, fe (la que no tuvo Pabón para empujarla a la red) y, fundamentalmente, personalidad. Era el momento idóneo para asaltar Chamartín, ante un Madrid experimental, casi jugando de pachanga (excepto el insaciable Cristiano)... Pero para imponerse en los escenarios que te engullen a la mínima se necesita, más que ninguna otra cosa, muchísimo carácter.

La virtud, imprescindible en los buenos equipos, parece incompatible con esta plantilla bética tan repleta de jóvenes, de cedidos y de futbolistas que acaban contrato el próximo mes de junio. Puede que Europa, tan cercana todavía a pesar de la derrota de ayer, se le escape al Betis por el montón de jugadores (casi la mitad del equipo) que manejan ya un futuro inmediato lejos de Heliópolis, porque cuando dices que te vas es en realidad que ya te has ido. Lo de anoche, lo que queda por venir, debería anotarlo Stosic, director deportivo verdiblanco, en su libreta de planificación para la temporada que viene: para ser grandes hace falta un proyecto sólido y, sobre todo, líderes con maldad sobre el terreno de juego.