Once goles, 68 tiros, 10 kilómetros

En un intento por quedar bien allí donde estuvo y donde ya no está Guardiola, Ibrahimovic le explicó ayer al mundo que Messi es mejor futbolista que Cristiano porque su talento es natural, producto de la gracia de Dios y no del gimnasio, el campo, el sudor y el sacrificio, como en el caso del portugués. En definitiva, que el que nace siempre será mejor que el que se hace. Pero en el caso de Cristiano, ese perfeccionismo casi enfermizo sí ha tenido premios. El de máximo realizador en una sola Copa de Europa puede ser el último. Está a tres goles y, quizá, a tres partidos. En ese caso le bastará con mantener su media (1,1 por encuentro) para cazar a Altafini y con mejorarla levemente para superarle.

Bendecido o cultivado, estamos ante un futbolista fabuloso, el mejor que yo he visto en el Madrid. En esta Champions ha metido once goles, pero ha disparado 68 veces (una cada 13 minutos), muy por encima de cualquier perseguidor, y además ha recorrido más de diez kilómetros por partido, cifra sólo al alcance de los mediocentros con amplitud de miras. En atletismo, Cristiano sería, de un golpe, velocista y fondista. En definitiva, lo imposible. Lo que un día fue Di Stéfano y cambió la historia del Madrid y del fútbol. Con perdón.

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