Woods, un fenómeno del deporte

Woods ha vuelto a ser el número uno en el golf. Estamos, sin duda, ante uno de los mayores fenómenos del deporte. Porque si en cualquier deporte ser el mejor tiene un gran mérito, las dificultades para serlo en el golf se multiplican. En el golf intervienen tantos factores que ganar es dificilísimo. No hay más que comparar lo que sucede en el tenis y en el golf. Ambos deportes tienen su Grand Slam, compuesto por cuatro torneos que son el no va más para cualquier jugador. En el tenis, actualmente son tres los jugadores que se reparten esos cuatro grandes torneos: Nadal, Djokovic y Federer. Que algún otro lo gane resulta excepcional. En los últimos dieciocho torneos sólo lo pudieron conseguir, y una sola vez, Del Potro y Murray.

En el golf, en cambio, en esos mismos dieciocho torneos de Grand Slam, desde que ganara el último Woods, ha habido dieciséis ganadores distintos. Ahora ha vuelto y parece dispuesto a reestablecer el orden que había antes de sus desafortunados incidentes que dejaron su juego bajo mínimos. Ha ganado su 77º torneo, recupera el número uno y se presenta en condiciones para volver a alzar un major, que sería su decimoquinto, a tres de Nicklaus. Con aún 37 años, está en condiciones de conseguirlo, porque Woods es un jugador único. El único, al menos, capaz de ganar el 25% de los torneos, un porcentaje bestial en el golf. El de McIlroy, el jugador que desbanca como número uno, es del 10%. Y ya se considera una barbaridad.

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