El testamento de Buss crea dudas

Cambios marginales. La fecha límite de traspasos en la NBA se saldó con cambios de suplentes y secundarios. Vísperas de mucho, días de nada. El incremento de las multas por sobrepasar el límite salarial a partir de la próxima temporada ha inundado los despachos de prudencia. El único traspasado de esta semana que podría ser titular es el novato Thomas Robinson, que ha recalado en Houston. Los Rockets, con Lin y Harden, forman el equipo más yeyé y desinhibido de la NBA, rival directo de los Lakers en la lucha por los playoffs.

La herencia de Buss. El lunes falleció Jerry Buss. El propietario más ganador conocido en el baloncesto norteamericano acreditó desde 1980 un promedio de un título cada 3,2 años y una final cada dos, en una liga tan igualitaria como la NBA. Incorporó a las cheerleaders, se inventó el showtime y completó un negocio redondo con una franquicia que vale 62 veces más que cuando la adquirió. El temor se cierne sobre la sospecha de que su peor decisión empresarial haya sido su testamento. Los Lakers se quedan en manos de sus seis hijos y como suele ocurrir con los empresarios de éxito el instinto es más complicado de transmitir que la herencia económica.

El secreto del cartero. Karl Malone habla poco pero nunca tiene necesidad de llamar dos veces. Durante el pasado fin de semana reveló que el actual comentarista televisivo Charles Barkley padecía en su época de jugador un problema constante de labios resecos y agrietados. Un día Malone, como rival, descubrió que Barkley depositaba vaselina en su propio ombligo y cada cierto tiempo se la aplicaba en los labios como tratamiento sobre la pista.

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