El defecto ahora es virtud
El Atlético no se deshace por nada. Sale de pie de cualquier contratiempo. Han sido tantos y tan diferentes que cabe considerarlo ya una cualidad. Queda la prueba del derbi (que se acerca, pero al que Simeone no deja aún mirar: ya saben, la religión del partido a partido), el paradigma de situación en la que los rojiblancos se encogían a la mínima. Una simple uña rota alcanzaba la categoría de tragedia y desencadenaba el caos. Esa fragilidad llegó a ser una característica del Atlético. Pero el Cholo ha corregido el defecto y lo ha convertido en virtud. Lo que al principio se interpretó como un acontecimiento forma parte ahora de la rutina.
Toda esa serie de inconvenientes relativizados han roto en el mejor arranque liguero del club. De Granada escapó otra vez con los tres puntos pese a los defectos de la alineación (corregidos en la segunda mitad), la energía y el juego del rival y la torrija propia (compensados en la segunda parte), de la expulsión de Mario Suárez (el Atlético no concedió una sola ocasión durante la media hora que jugó con diez) y de la desaparición de Falcao (y ya van tres días, justo desde que Soldado le abrió la cabeza). Lo mejor de este Atlético es que no le alteran los imprevistos del trayecto. Sigue su rumbo.