La guerra más alta del mundo
Esos que ven junto a mí en la foto son soldados del ejército pakistaní, por más que su aspecto les acerque más a un grupo de talibanes o de bandidos sin mucha suerte en los negocios. Ellos -y los que les han seguido y precedido en tan inhóspito destino- formaban parte del contingente militar desplegado por su país en el Karakorum a causa del litigio entre Pakistán y la India por la región de Cachemira, un conflicto que ya ha causado tres serios enfrentamientos armados entre ambos, el último en 1999.
He buscado esta foto a raíz de la noticia de hace unos pocos días que daba cuenta de que un alud había arrasado un campamento cerca del glaciar de Siachen, sepultando a más de 135 personas, militares y civiles. Lo último que se sabe es que los equipos de rescate siguen trabajando, pero sin ningún éxito. Así que, lamentablemente, todo hace pensar que pasarán a engrosar la abultada cifra de víctimas de la "guerra más alta del mundo", como comúnmente se la conoce, aunque se merece mucho más, creo, el calificativo de la más estúpida. De hecho, prácticamente todas las bajas, en ambos bandos, son debidas más al mal de altura, los accidentes y las congelaciones que a choques armados. Aquel grupo de soldados con los que me encontré en pleno invierno en el Karakorum no es que llevaran a cabo ningún tipo de actividad bélica. De hecho, hay un alto el fuego tácito entre India y Pakistán desde 2003. Simplemente estaban allí como testimonio vivo -a duras penas- y armado de las pretensiones territoriales de su país sobre Cachemira. Unas pretensiones frustradas a principios de los ochenta cuando el ejército indio se apoderó sorpresivamente del glaciar de Siachen, que da acceso, precisamente, al corazón de los ochomiles en el Karakorum. Desde entonces los militares pakistaníes se vieron obligados a colocar destacamentos de soldados, hacinados en pequeñas casetas de plástico, en lugares donde poco antes sólo se adentraban los alpinistas.
Me contaba Alex Txikón algunos datos estremecedores del campamento militar que está instalado en la zona de los Gasherbrum: en este momento veinte soldados duermen un mes seguido a 6.000 m. de altitud en pleno invierno dentro de una cueva de hielo, con temperaturas inferiores a 30º bajo cero. Nada menos que 134 personas han muerto allí desde 1984 debido a las terribles condiciones ambientales. Y él mismo salvó a un cocinero gracias a sus medicinas, y a un helicóptero. Así que este maravilloso paisaje de montaña, que debería ser Parque Mundial protegido por la UNESCO, libre de armas y de contaminación, es, en cambio, donde se libra la guerra más alta, torpe y estúpida del mundo. A veces los hombres no somos la solución. Somos el problema.