Manolo Santana

Reflexiones de un día nefasto

En el tenis y en el deporte hay días nefastos. Y ayer fue uno de esos. Por un lado, apareció Jo-Wilfried Tsonga en el papel de héroe. Con él al frente del dobles y apoyado en Michael Llodra, un doblista excelente con mucha experiencia en la Copa Davis, los franceses hicieron un partido perfecto. La diferencia tan grande se explica desde la anormalidad de que unos estuvieran tan bien y que la pareja Feliciano López-Fernando Verdasco no diera el nivel de otras ocasiones. No es normal que sólo pudieran ganar tres juegos en todo el partido y eso se explica analizando el poco rendimiento que tuvieron con el saque. A partir de ahí, falló la coordinación y todo se vino abajo. Los dos zurdos son jugadores que necesitan construir desde el saque, y no funcionó. A Albert Costa le toca hacer un buen papel como psicólogo y también realizar un análisis profundo, porque invita a la reflexión.

Nos queda un mal sabor de boca, pero tenemos el día de hoy para quitárnoslo. Lo lógico es que Guy Forget apueste por Tsonga, al que dio gusto ver cómo se cruzaba y remataba la bola, para intentar la proeza de ganar a Rafa Nadal y forzar el quinto punto. La moral del francés será enorme, pero delante tendrá al campeón de Roland Garros y a un tenista que es casi imbatible en tierra. No va a poder con él. Y, si por las circunstancias que fueran lo consiguiera, ahí está David Ferrer para enfrentarse a un Richard Gasquet que no dijo nada el primer día. La final está ahí.

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