Lass: cuando el fracaso es un éxito

En el descuento acabó el Madrid recortando la plantilla hasta dejarla a la medida de Mourinho. Fue un final feliz después de un verano desagradable, con cinco futbolistas separados del grupo y un inspector de Trabajo haciendo preguntas incómodas en Valdebebas. Pero el club resolvió todos los casos pendientes y hay que reconocerle el mérito, porque, por definición, los grandes compran caro y están condenados a vender tarde y mal.

Salió Canales a un equipo exigente, el Valencia, que le ofrece maniobras con fuego real. No hay mejor destino para conocer su techo. También se marcha Gago, que entre lesión y lesión ha ido muy a menos. El Madrid ha reforzado mucho su puesto y no tiene el ánimo combativo de Higuaín para presentar batalla. Pedro León regresa a Getafe con ánimo de desmentir a Mou y a quienes creemos que mereció mejor trato. Y se despide también Drenthe, una ficha menos, un problema menos. El Madrid se asegura de que en el improbable caso de que detrás de un tipo tan inestable asome por fin un gran futbolista deje un dinero que amortigüe el disgusto. En cambio, se queda Lass, otro inestable emocional pero soberbio en el campo. El fracaso de su salida ha acabado siendo una buena noticia para Mou. Y para el Madrid. Lo peor es el tiempo que ha perdido buscándose infructuosamente hueco como cabeza de ratón.

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