Ander, ese chico bueno

Mereció ser él, Ander, quien decantara el debut. El lenguaraz del equipo, el jefe de Prensa del vestuario, el ojito derecho de Milla y, en general, de todos los entrenadores que le dirigen. Su polémico gol a punto estuvo de ser como encontrar oro en río revuelto, un discurso pulcro como todos los que efectúa delante de un micrófono. En realidad su partido fue la constatación de que ha llegado a Dinamarca como el jugador más en forma del equipo, fino y confiado.

Su sufrido final de temporada con el Zaragoza le ha servido para madurar aún más. Ya de por sí es un chico adelantado a su edad. Siempre lo fue. Desde que apareciera en Brunete con una cara de niño que aún conserva hasta que se decantara por tratar de estudiar Relaciones Laborales, Periodismo o Derecho para tener algo más que el fútbol. Lástima el gol inglés a última hora, porque la historia era suya y así la había escrito. Siempre elegante y atractiva. Siempre muy fácil de entender.