Messi es un arma nuclear

Ganó el fútbol y ganó el Barça. Pero sobre todo ganó Messi, el jugador más determinante en dos décadas, camino de serlo también de todos los tiempos. Porque el Barça fue mejor salvo en los diez minutos de arranque, tuvo la pelota y la paciencia, el manejo y la iniciativa, pero a veces da la impresión de que nada ocurrirá hasta que irrumpa Messi, como un cuchillo, con ese primer dribling con el exterior de su izquierda que abre todas las puertas, también la de Wembley.

Ayer, con 1-1, preparó un gol de la nada, con sencillez y verticalidad. También con la colaboración de un Van der Sar en decadencia. Pero se confirmó que es el arma nuclear del Barça cuando no son efectivas las convencionales, Iniesta, Xavi o Villa, también magníficas. Y es que este mismo Barça sufrió cuando a Messi lo tapó el Madrid. Es alma del tiqui-taca, pero también un atajo cuando no hay progreso y basta con dársela a él. El Barça le debe más de lo que sospecha. Y ya es decir.

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