La jueza no puede parar esta pelea

Por segunda vez en tres meses el fútbol vuelve a los tribunales, peor terreno de juego para su pacificación que el arenal de Kaunas. La Audiencia Nacional frenó a los futbolistas en enero y ahora la pelota le llega botando a una jueza catalana por la demanda de seis disidentes del cierre patronal. Cierre que conduce a un final de Liga denunciado como demencial por los clubes cuando era la AFE quien pretendía el paro.

Hoy se juzgará una cosa, pero la pelea es por otra. El G-6 invoca la defensa de la competición (con argumentos de peso), pero en realidad persigue reventar el cierre para forzar un reparto de los ingresos televisivos diferente al pactado por el resto. Ya ocurrió en el pasado, antes de que los clubes comenzaran a vender individualmente sus derechos. A aquello se llegó porque la mayoría tensó demasiado la cuerda ante Madrid y Barça. Con el empuje de un club, un voto, los pequeños adelgazaron el fijo que percibían por su condición de locomotoras y se rompió la baraja. Es hora de volver a la venta conjunta y los clubes discuten de nuevo si deben pagarse mejor los derechos históricos del Atlético o el recién llegado encanto del Villarreal. Y eso no lo arreglará hoy la jueza, en cuyas manos está un alto el fuego precario, pero no la paz definitiva.

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