Onésimo se cruza en el caos rayista

La visita del Rayo a El Alcoraz se presenta complicada, ya que viaja a un campo difícil en un momento delicado. Después de una derrota y un empate debe sumar los tres puntos si quiere presionar al Celta, el líder de la categoría. Pero hay más motivos para el desánimo. Si la semana pasada el club se acogió al preconcurso de acreedores, el pasado viernes comunicaron a los jugadores que, de momento, no iban a cobrar. Por lo tanto, la situación rayista es más que delicada, pero Míchel, capitán del equipo franjirrojo, ya ha avisado que no van a bajar los brazos y que van a seguir luchando. Los futbolistas quieren abstraerse de lo extradeportivo para centrarse en un ascenso que puede ser la salvación del club.

Sandoval ha tenido que preparar el partido no sólo en el aspecto táctico y técnico, sino también en el psicológico. Quizás intente convencer a los suyos de que esta dramática situación pueda hacer más fuerte al grupo. Eso se empezará a ver hoy en Huesca. Y en el banquillo rival estará un ex rayista. Onésimo conoce muy bien esa casa, donde estuvo durante cinco años en dos etapas diferentes (93-96 y 97-99). Era un regateador nato y parecía que llevaba el balón pegado al pie con pegamento. Allí fue un jugador importante durante muchos años. Ahora se cruza en el camino de un Rayo que vive un momento más que crítico.