A Kaká se le agota el crédito

Kaká está tardando demasiado en volver. Quizá no vuelva nunca. O quizá nunca fue el mismo en el Madrid que en el Milán. O quizá siempre fue menos de lo que pareció allí, pese al Balón de Oro y el FIFA World Player que adornan su carrera. A Mourinho le toca rehabilitarle y la cosa se está poniendo imposible. Cualquier referencia a la relación entre calidad y precio le convierte en sospechoso. No se le aprecia atrevimiento, ni desborde, ni liderazgo. No cuenta para los partidos a vida o muerte. Y en su puesto natural juega Özil, a día de hoy mejor pasador, mejor conductor, mejor rematador y más apreciado por el público. No está justificado, pues, mandar al alemán a una banda, aunque el técnico portugués entiende que es el futbolista de la plantilla más apto para jugar en los cuatro puestos del ataque.

Tampoco remontó el brasileño ayer, pese a su repunte en la segunda mitad, lo que no le libró de volver a ser el primer cambio. Sospecho que se le acaba el tiempo. En su primer balance de situación, Rosell consideró la venta de Ibrahimovic su decisión más acertada. Un desastre en lo económico, un acierto impagable en lo deportivo, vino a decir. Y en esas debe andar Florentino, pensando si no vender a Kaká en junio, incluso por la mitad o menos de lo que costó, será equivocarse dos veces.

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