Y si probase a sonreír...

Todo sopla contra Benzema. Él mismo, con ese ir y venir distraído tan molesto; Mourinho, que ya no disimula sus preferencias y celebra la competencia sabiendo que siempre perderá el francés; y Adebayor, más popular por nuevo, por esforzado y porque sonríe más y mejor, que esas cosas también cuentan. Suena a fútbol y reggae. Benzema, pues, ya sabe que ha quedado para partidos sin sal como el de ayer y para quitarle kilómetros de esfuerzo al togolés en otros ya decididos.

Para invertir su suerte necesita cambiar de registro y no tiene otro. Se sirve en frío y no se toma de otra forma. El futbolista grande que guarda tal vez no aflore nunca. Ayer dejó un gol y una soberbia volea que le sacó Munúa. Y también, una inexplicable estatua por creerse en fuera de juego. De tantas veces que incurre (lo que le deja en mal lugar) le sorprende ya que no se lo piten. Pero como el material es bueno y la fe sale barata, yo me resisto a perderla, y también a pedir perdón por ello.

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