Özil aprende muy deprisa

Özil es aún un futbolista con pegas: entra y sale de los partidos, empeora sin el calor del Bernabéu, anda un poquito corto de motor... Pero el Madrid es infinitamente mejor con él, porque cabalga siempre un segundo por delante de la jugada y de lo que le rodea. Quien aprende pronto toma ventaja y Özil se ha mezclado muy bien con el paisaje ofensivo en el que le ha colocado Mourinho: a Di María le busca por fuera, a Cristiano, por dentro y en corto, y a Higuaín, al espacio.

Es el suyo un juego hermoso de decoración sencilla, sin un adorno de más, desprovisto de egoísmo, sin una mala elección en el disparo, con el último pase siempre en la cabeza. Y el margen de mejora es gigantesco: acaba de cumplir 22 años, está empezando a conocer el idioma, el clima, el club y la ciudad y ha caído con un entrenador que puede darle un empujón físico que realmente necesita. Una gran noticia para el Madrid y no tan buena para Kaká y Sergio Canales.

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