El Schalke está contra las cuerdas

El Schalke está pasando por un auténtico infierno. Con la última derrota frente a su eterno rival, el Dortmund, culminó el que ha sido el peor comienzo de temporada en la historia del club. Pero lo peor de todo fue la completa desorientación del equipo y un Felix Magath que parecía sin recursos y deprimido. Puede que haya sido demasiado tecnócrata a la hora de planificar la temporada: 15 ventas y 14 fichajes por 37 millones de euros, pero la plantilla sigue en obras y sin una estructura definida.

Al técnico le gusta el riesgo, es consecuente y radical. Se había propuesto montar un equipo capaz de conquistar el título doméstico y cumplir las esperanzas alimentadas por la afición desde hace medio siglo, pero de momento no ha podido ser. La falta de armonía a la que Magath ha venido achacando los últimos desastres del equipo ya no sirve para justificar la catástrofe. El técnico tiene que encontrar un revulsivo para capear el temporal porque el club se la juega. Y si le falta la inyección de capital, se le esfumaría su proyecto de montar un equipo campeón, tendría que vender jugadores y, en el peor de los casos, terminaría donde empezó hace un año.

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