Objeto de deseo de la NBA
Ettore Messina es un tipo peculiar. El pasado 31 de marzo celebró San Valentín. Ese día se enamoró de Velickovic. Y esa fecha debería añadirse a los festivos de un madridista. Aquel jueves se jugaba un Partizán-CSKA de Euroliga. El partido lo ganaron los rusos. Y fue así porque en el equipo serbio había un único Velickovic. En aquel choque, el chaval marcó 26 puntos tras una exhibición de penetración y tiro. Messina comentó a sus íntimos que sería jugador suyo allá donde entrenara al año siguiente. Por fortuna, los madridistas disfrutan a los dos de blanco. Por desgracia, al nuevo 14 blanco lo van a perder demasiado pronto.
La actuación de Velickovic con Serbia y en el arranque de la ACB no han pasado inadvertidas en la NBA. Un alero alto con esa progresión es una pieza muy cotizada. Cuenta que su entrenador en el Partizán le señaló hace años a Garbajosa como jugador del que aprender. Ya tiene al profesor en casa. Entre lo que le enseñe el míster y lo que sume del internacional español, Velickovic hará un máster. Quizás con el tiempo lo del nuevo Toni Kukoc se quede corto. El madridismo puede acabar diciendo que existió un tal Kukoc que se parecía a Velickovic.