Yo digo Raúl Romojaro

El título ya no está en juego, pero sí la honrilla...

Tiene toda la pinta de que Valentino Rossi finiquitará su noveno título este mismo domingo (dejo abierta una mínima posibilidad a la sorpresa porque hablando de carreras no me gusta hacerlo nunca de certezas absolutas). El italiano quiere culminar su objetivo desde el podio y, si es posible, mejor incluso desde su escalón más alto, el reservado a los ganadores. Sin embargo, quizá le cueste conseguirlo más de lo que le gustaría. Los tres rivales que junto a él completan el póker de ases de la categoría tienen ganas de complicarle las cosas en estas dos carreras finales del año. Lorenzo, porque podría igualarle así en número de victorias en esta campaña; Stoner, ansioso por demostrar que su crisis es ya sólo un mal recuerdo; y Pedrosa, con ganas de acabar el Mundial con un balance más satisfactorio que su solitaria victoria de Laguna Seca. Argumentos todos de peso y que aportan una motivación añadida donde ya podría habitar sólo el conformismo.

Pero aún hay más. Tradicionalmente, estos triunfos postreros pueden tener un efecto doble tanto en quienes los consiguen como en sus rivales. En primer lugar, cuando los puntos ya parecen contar menos, lo que está en juego es la honrilla de cada uno, la intención de erigirse como el hombre que ha sido capaz de ganar al mismísimo campeón. Y por si fuera poco, los triunfadores siembran la inquietud, las dudas, incluso el temor entre los demás. Acaban el campeonato sabiendo que no han sido los más fuertes y pasan el invierno pensando que tendrán que trabajar y esforzarse para enderezar la situación durante la pretemporada, antes de que otra vez llegue la hora de la verdad con nuevos grandes premios. Así que lamento mucho que las opciones de Lorenzo sean ya tan escasas, pero eso no quiere decir que esta carrera de Malaisia y la traca final de Valencia vayan a carecer de alicientes. Más bien lo contrario. Con todo el pescado ya vendido, podría ocurrir que nos divirtamos más que nunca...