David Alonso

Ferrari ha pisoteado su leyenda

E l gran fracasado del GP de Europa no fue Badoer, sino su jefe. El piloto hizo lo que pudo, pero no se puede sacar petróleo de una plantación de cebollas. El italiano perpetró una carrera nefasta. Fue lento, impreciso, inseguro y pusilánime (apartarse para dejar pasar a Grosjean a la salida del pit lane fue bochornoso). El ridículo es responsabilidad íntegra de Montezemolo. Él, más que nadie, debería mostrar un respeto reverencial hacia la venerable imagen de la Scuderia. Ver a un Ferrari último es una ofensa a su propia historia. Si quería recompensar a su tocayo por ser un chico humilde y trabajador le podía haber regalado un crucero por el Caribe, pero ofrecerle el volante de un F-1 a alguien que lleva diez años sin competir es como apuntar a la atleta surafricana Semenya al concurso de Miss Universo. Ferrari no es una ONG dedicada a hacer favores, sino el equipo más legendario del automovilismo. El Cavallino Rampante se convirtió, en manos de Badoer, en un potro achacoso. Mantenerle sería una enorme estupidez.

El contrapunto lo puso Barrichello, un Sancho Panza convertido en Quijote por un día. En cuanto a Fernando, estuvo bien, pero aspiraba a más. La calificación fue un lastre insuperable. Tal vez pronto llegue algún podio, pero la milagrosa resurrección de 2008 no se repetirá. Su objetivo debe ser despedirse de Renault con la dignidad y grandeza que merece un bicampeón del mundo.

Lo más visto

Más noticias