España es aún una incógnita

Antes del éxito del equipo español en Roma (nunca antes se habían logrado tres medallas), la imagen de la natación eran las lágrimas de Erika Villaecija o los nervios de Mireia Belmonte en el desastre de nuestra delegación en los últimos Juegos Olímpicos, en Pekín. Justo once meses después, todos los nadadores destacan el buen ambiente en la expedición. "Ahora, por lo menos, nadas y te animan", dijo Belmonte.

Es cierto de que hay síntomas que alimentan la esperanza de que España va por el buen camino, pero no hay que tirar todavía cohetes. En este Mundial han aparecido otros países, como Brasil o Dinamarca, con escasa tradición en el mundo acuático, y que han estado mejor o a la altura de España. Nuestras medallas, además, vienen de dos deportistas que se entrenan fuera: Rafa lo hace en Marsella y Aschwin, en Dinamarca. Y ya ven lo que ha sido de los nadadores de la casa. Mireia ha decepcionado al no estar su entrenador. "Es como una niña de 15 años y necesitaba más apoyos", afirmó Coconi. Erika sigue con su evolución y se acerca el podio y... poco más. "Nos falta ambición y mentalidad", dijo Aschwin, que de esto sabe...

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