Javier Mata

Historia del matrimonio blanco

La sensación en el Villarreal es como si ustedes leen en la prensa que Brad Pitt se casa con tu mujer. Empieza a sonar el teléfono y escuchas que es una pena, que contra eso no puedes hacer nada... Que es normal que tu mujer caiga rendida en los brazos del galán y debes sentirte afortunado. Como es normal, llamas a tu mujer para pedir explicaciones pero, cuál es tu sorpresa, no sabe nada y dice que no será ella la que te abandone. Llaman los amigos, los periodistas y empiezas a ser la noticia del año. Luego, Brad Pitt anuncia que se casa el próximo martes. Pero ni Pitt, ni su representante, ni su entorno te llaman. Aunque fuera para invitarte a la boda o avisarte de lo que se te viene encima.

En ese momento, uno intenta aclarar las cosas. O hacerse respetar. Y ese respeto es lo que hubiera pedido el Villarreal de ser verdad esta película. Si eran los cornudos de la historia, no enterarse los últimos. Así, tenemos al marido cabreado y con todas las intenciones del mundo, menos dejar que venga un guapo y se lleve a su mujer. Yo tendría mucho cuidado con un marido muy cabreado.

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