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Un sábado para el cambio

Con todo el margen de error agotado desde hace tiempo, al Betis no le queda otra que afrontar estos dos meses de campeonato con la perspectiva de final en cada semana. 28 jornadas son suficientes para determinar definitivamente qué es lo que va a hacer cada equipo en el campeonato, por qué va a luchar y en qué condiciones puede llegar al final. La línea del conjunto de Chaparro ha sido claramente descendente, pero tiene que agarrarse al buen puñado de partidos que quedan para terminar este curso con buenas sensaciones. Todavía hay tiempo para maquillar esta temporada gris y para ello tiene que sumar de tres en tres desde este sábado. De hecho, ya lo debería haber estado haciendo desde Mallorca, pero el pasado (todavía) no se puede cambiar.

Diez partidos dan para mucho y precisamente el puesto 10 de la clasificación está aún cerca, a un palmo. Pero el problema no son los rivales, ni el calendario, ni mucho menos. El problema de este Betis es el propio Betis y su carácter voluble, capaz de lo peor, de lo regular y, si se acuerda, de lo mejor. Aquí reside la idea de que en sus manos está no sólo la salvación sino también terminar la campaña con buena cara. El cambio urge para una afición cansada de estar cansada y mimbres hay de sobra para conseguirlo, y si ello pasa para modificar el once titular, el sistema, los nombres... Lo que sea pero que sirva para cambiar esto. Los miles de aficionados béticos de cada domingo y los miles de euros gastados por el club lo merecen.