El voto, en la urna y no en la hucha

Plataforma Blanca. Ética Madridista. Regeneración del Real Madrid. Cada grupo que se maneja en este tumultuoso Madrid preasambleario busca un nombre más higiénico que el del prójimo, lo que invita a pensar que la infección es grave. Ni siquiera los juzgados son capaces de normalizar el día a día y limpiar en tiempo y forma el buen nombre de una institución que anda muy cerca de su suelo moral.

Si leen a Eugenio Martínez, a la izquierda, sospecharán de todo. Sugiere que Boluda y Calderón se ven y compadrean, que Florentino liquidará el Bernabéu, que la Junta actual juega en su favor ("El árbitro está comprado", en metáfora futbolística muy al caso), que la deuda es asfixiante. Un apocalipsis que no encuentra respuesta porque el presidente interino no va más allá de su ratificación y sus cuentas y porque el favorito ni es candidato aún ni ha pronunciado palabra. Otros lo hacen por él, sugiere Martínez.

Pero en este puré de malos augurios, el líder de Plataforma Blanca defiende un voto por correo a imagen y semejanza del que contempla la ley electoral que yo entiendo justo y limpio. Este sufragio en diferido debe entenderse como algo excepcional, sólo utilizable en caso de que el socio no pueda acudir a votar de forma presencial. Pero en el Madrid se ha pervertido históricamente. En las elecciones del 95, el voto por correo alcanzó el 27%; en las del 2000, el ¡58%!; en las de 2004, el 24%. Las juntas en el poder utilizaron en el pasado el listado de socios que sólo ellas poseían para captar voluntades y hurtárselas a las urnas, que de eso sencillamente se trata: de que el socio vote en tu hucha y no la urna. O se amputa por aquí o la gangrena volverá a extenderse.

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