NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA
Antonio Gallardo

La terapia de Hugo: carácter

Espíritu y temperamento. Eso es, a grandes rasgos, el Almería de Hugo. Cuando el azteca entró por primera vez en el vestuario del Mediterráneo y alzó la mirada, se topó con un grupo de futbolistas con los hombros caídos. En ese momento, el Macho diagnosticó la primera terapia que debía aplicar en su ansiado estreno como entrenador de la Liga. Su ambición y su carácter fueron sus grandes señas como jugador, con el permiso de sus goles y sus volteretas. Y su primer reto era poner de pie, ver caminar erguido, a un equipo en el que no escasean los buenos futbolistas, pero al que flojeaban las rodillas y empezaba a ver la lona de cerca. El Almería triste de finales de 2008 es hoy un equipo que derrocha pasión y entusiasmo. Y que le juega malas pasadas a los amigos de su técnico. Ayer le dio un nuevo zarandeo al alambre sobre el que sigue manteniéndose a duras penas Javier Aguirre.

Hugo ha cambiado la desidia de sus futbolistas por energía. Y los pitos y el descontento general de la grada por apoyo, vítores y reconocimiento. Ha recuperado el valor de unos jugadores que maravillaron hace muy poco y que habían perdido el rumbo. En resumen, ha espabilado futbolísticamente a toda una ciudad, pero no podrá arreglar el desaguisado que con frecuencia forman nuestros árbitros. Delgado Ferreiro dejó cojo al equipo local expulsando injustamente a Pellerano. Aunque hasta el momento, no hay tarjetas que detengan la vitalidad y el empuje del Almería de Hugo.