El mejor portero del mundo hace magia con las manos

Se me fue la cabeza". Confesión de parte de Iker Casillas para explicar ese lapso de tiempo que el Madrid pasó sin sus milagros. Una autoinculpación necesaria de un portero que ha malacostumbrado al pueblo. En la regularidad y unos reflejos fuera de lo común ha construido su carrera. Pero entre la Eurocopa y el último clásico perdió el ángel. Ante hecho tan insólito, Juande le dejó fuera en su estreno. La exclusión admonitoria tuvo inmediato efecto terapéutico. Casillas está curado del empacho de gloria. Reapareció el superhéroe ante Barça, Valencia y Villarreal. Ayer no le exigió el Mallorca y él se buscó una ocupación más constructiva: poner la primera piedra del contragolpe blanco.

La velocidad no tiene antídoto, asegura Juande, y Casillas lo ha cogido a la primera. Ayer preparó con un saque relámpago el primer gol del Madrid. Entre sus manos y la red de Aouate, el balón sólo pasó por tres jugadores. Repitió en la segunda parte con un envío perfecto a Van der Vaart que Robben culminó con un remate al palo. Este plus de arquero-lanzador viene de serie en los argentinos. Casillas lo ha incorporado como extra desde la cima del mundo al que le ha subido la IFFHS. Sus manos también sirven para hacer magia.

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