Sí, esta película empieza igual, pero...

Sigue la fiesta, aunque confieso que al descanso del partido yo estaba de mal humor. Me parecía que los suplentes no se estaban arrimando lo suficiente, y que encima la suerte había favorecido algo a Grecia, cuyo fútbol incómodo y espeso no parece tener más llegada a gol que la falta cerca del área para enviar el centro a las cabezas de sus torres. Una y otra vez insistía en eso, en llegar cerca del área y provocar o fingir la falta. Y cada saque convocaba la subida de los centrales, y el consiguiente susto. Hasta que llegó el gol, de Charisteas, al que sus compañeros le hicieron una pantalla perfecta.

Pero lo que no hizo bien España en el primer tiempo sí lo hizo en el segundo. Se centró, metió la pierna, recuperó, se adelantó, combinó juego corto y largo e hizo temblar a Grecia, a la que sólo mantuvo unida la ilusión de la victoria mientras le duró el gol. Pero había mucha diferencia entre los dos equipos como para que no cayera el empate y algo más. Y cayó. Antes hubo un tirazo al palo de Xabi Alonso, que ayer hizo, por fin, un partido grande con la Selección, un partido digno de su categoría. Cayó el empate, decía, y luego el segundo, como no podía ser menos. Porque las ocasiones llovieron.

Y ahora, Italia. Muchos ven una simetría siniestra entre el discurrir de España en el pasado Mundial y el de esta Eurocopa. Recuerden: cuatro a Ucrania, victoria apurada luego ante Túnez y victoria de los suplentes ante Arabia. Luego, Francia y a la calle. Pongan Rusia, Suecia, Grecia e Italia y, sí, se parece mucho. Pero yo creo que aunque la película empieza igual no es la misma. Entonces Luis no tenía el equipo tan claro. Andaba ya enredado en lo de Raúl sí o no, y al final cedió, y creo que aún no se perdona a sí mismo por eso. Ahora el equipo esta claro, clarísimo. No, no es lo misma película.

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