Va a ser verdad eso de que podemos

Sensacional comienzo. Va a ser verdad eso de que podemos. Rusia se presentaba como la mayor amenaza del grupo, y se marchó con cuatro. Y todo el mundo sabe lo que supone ganar el primer partido, el partido más largo, nos decía Camacho, porque empieza a obsesionar desde el mismo día del sorteo. Un partido al que se entra con un cierto problema de ansiedad, y más si, como era el caso de los contendientes de ayer, ha habido que esperar ante la tele a que se estrenaran los demás grupos mientras llegaba tu día. Bueno, pues pasó el día y España se lleva tres puntos y el prestigio en todo lo alto.

España apenas tuvo malos momentos. Algo al principio, cuando se sintió incómoda con los contraataques vertiginosos de los rusos, que nos obligaban a repliegues que eran casi desbandadas. Y otro poco al final, cuando la fatiga y la confianza propiciaron algunos buenos momentos de los rusos, coronados por un gol, peste de gol, que viene a hurgar un poco en la heridilla de la desconfianza en la defensa. Pero aún entonces hubo el acierto de marcar el cuarto, de decir la última palabra. El único por cierto, que no marcó Villa, pero lo fabricó él. ¡Qué partido inolvidable el de Villa!

¡Y qué moral! Al final, le dijo a Juanma Castaño en la transmisión de la Cuatro que sí, que ha sido su mejor partido hasta ahora, pero que espera mejorarlo. Él marcó el techo de España, pero todos estuvieron bien. Inmensos Senna y Xavi en la media, cada uno en lo suyo. Puyol, recuperado, otra vez el de antes de la lesión. Un problema menos. Torres, bien integrado por fin. Abrió la lata con su jugada del primer gol, que entregó generosamente a Villa. Prácticamente todo funcionó. Lo que queda de aquí a cuartos casi parece ahora un cómodo tobogán. ¿Mucha euforia? Quizá. Pero, ¿quién se resiste?

Lo más visto

Más noticias