Unai-Sánchez matrimonio bien avenido

Los dos estrenan zapatos nuevos. Sánchez hace lo que más le gusta después de jugar al fútbol: Secretario Técnico. Y Emery hace lo que un día soñó cuando las lesiones le retiraron del fútbol: entrenar a un grande. Se les ve felices y bien avenidos. Así es lo normal entre un entrenador y un Secretario Técnico; pero en el Valencia es extraordinario. Y además la casa se ha empezado por los cimientos: Sánchez ha elegido al entrenador. Lo contrario, que es lo que ha venido sucediendo, es un cáncer con metástasis de dimensiones considerables, para un club. El principio del fin comienza por la mala relación entre los dos ejecutivos, que deciden cuánto y en quién se gasta un club el dinero.

Deben llevarse más que bien. Si me apuran tienen que ser íntimos amigos. Es imprescindible que se hagan fuertes; incluso ante las eventuales intromisiones de los presidentes. Se les ve como un matrimonio feliz y pasean su luna de miel con una sonrisa en la boca. Lo que más destacaría ahora es que Unai es un amigo para el club y para Sánchez. No va a poner el cuchillo en ninguna situación. Se adapta a todo. A quedarse con Del Horno o a vender a Villa. Dice que ha aceptado venir sabiendo lo que había. Unai es todo un regalo para Sánchez. Que dure.

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