La fea actitud de Cristiano Ronaldo

Supongamos que a Casillas, que hace muy poco ha renovado por el Real Madrid a largo plazo, le hubiera hecho una oferta el Chelsea. Supongamos que cada día tuviéramos noticia de ese interés y de las negociaciones a través de la prensa británica. Supongamos que Casillas, en lugar de decir: "No hay nada que hacer. Estoy feliz aquí, acabo de renovar, hemos ganado la Liga, el proyecto es estupendo, esta es mi casa..." estuviera dando largas, pares y nones y jugando con la intriga. "Pronto se sabrá mi futuro. Decidiré antes de la Eurocopa". ¿El Madrid debería estar enfadado con el Chelsea o con él?

Pues eso es lo que está ocurriendo con Cristiano Ronaldo, cuya actitud, por cierto, no me gusta, por mucho que alimente la expectativas del Madrid. Cristiano Ronaldo renovó el verano pasado hasta 2012 con el Manchester. Ahora quiere más, quizá porque piensa que merece más. Es el mejor del mundo, al menos para mí, y para bastantes otros. Pero si se hubiera roto tres ligamentos de una rodilla el Manchester le estaría pagando, sin jugar. Y religiosamente. Pero como le ha ido muy bien, ha ido a más y ha marcado una montaña de goles, quiere más. Y juega con una oferta que tiene. Se subasta.

El enfado del Manchester con el Madrid es lógico, pero sería más lógico si se enfadara aún más con el jugador. Y, por cierto, lo de Queiroz es impresentable. Aprovechar el caso para sacarle virutas políticas, recordar guerras entre los dos países y vender el mensaje facilón en Portugal de que lo que queremos es hacer al jugador español y meterle en nuestra selección (cosa imposible además de absurda) refleja bajeza moral por su parte. La elegancia no está en la corbata, ni la cultura en el manejo de idiomas. Queiroz ha dado en este asunto una medida tan desastrosa como la que dio entrenando al Madrid.

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