No hubo alirón, pero sí hubo fiesta

El Madrid no es campeón todavía, pero disfruta en la última recta. Le faltan dos puntos. O le falta que el Villarreal deje de ganarlos. Dos empates propios, un solo empate del Villarreal... Y mientras eso llega, juega al fútbol, disfruta y hace disfrutar. Ayer el Bernabéu estaba de bote en bote y aunque la victoria del Villarreal (que le afianza seriamente en el segundo puesto) fue como un jarro de agua fría, la salida del Madrid reavivó al público. Carreras, toques, velocidad, desmarque, posesión, llegadas... Y pronto el primer gol, obra de Saviola, renacido para la ocasión. De ahí en adelante, el delirio.

Porque también hubo un buen Athletic, un gran Athletic diría yo, que me recordó el de otros tiempos. Buenos jugadores, desenvueltos con el balón, también briosos, con el referente de Llorente arriba y buena salida por las bandas. Este Athletic va a tardar años en sentir otra vez el miedo al descenso. Este Athletic tiene gente joven (que debe saber conservar), confianza y la fortaleza de quien ha salido de un trance difícil. Se lo puso caro al Madrid. Pudo marcar varias veces (una de ellas de penalti) pero se encontró con un partido perfecto de Casillas. Pero este vuelve a ser un gran Athletic.

Y este es un gran Madrid, al que nadie está regalando esta Liga. La está ganando a pulso, ha superado el bache de enero y febrero, ha retomado el ritmo ganador y va mostrando unas estupendas posibilidades de futuro: Sneijder, Robben, Higuaín, Gago, Pepe... Jugadores que a principio de temporada nos costaba valorar se van afianzando como base de un equipo de futuro, que mientras fragua se va a llevar esta Liga con solvencia. Será en Pamplona, el domingo que viene, o ante el Barça, el jueves siguiente, o cuando sea. Pero lo importante es que el inminente campeón luzca tan buena cara.

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