El que se asustó fue el Manchester

Corrida de expectación, corrida de decepción, suele decirse en el mundo del toro. La frase vale para lo de anoche en el Camp Nou. El que esperábamos como un partidazo se quedó en poco o nada, por falta de combatividad del Manchester sobre todo. El Barça se elevó un par de peldaños sobre su pesimismo y su mal momento, se hizo con el campo y con el balón, presionó fenomenalmente la salida del Manchester en la primera parte, lo tuvo sujeto en su área... Pero no profundizó. La excelencia de sus delanteros se ha esfumado, a golpe de lesiones, bajas formas, trasnoches y recuperaciones incompletas.

Estuvo, eso sí, el espíritu de equipo, recuperado al fin. Estuvieron el esfuerzo y la unidad de propósito, y hubo algunos desempeños notables. Pero Messi no tiene el regate a punto todavía. Etoo no ha vuelto a ser él desde la última lesión: le falta esa velocidad casi sobrenatural que le hacía incontrolable. Henry vino en las últimas. Ronaldinho ni está ni se le espera. El Barça es ahora un equipo romo. Anoche llevó mucho el balón arriba, pero no supo qué hacer con él. El Manchester se defendió bien, con orden y bastante gente y Van der Sar tuvo gracias a ello una noche bastante tranquila.

Pero el Barça al menos cumplió, cosa que no puede decirse del Manchester, y menos aún de su megaestrella, Cristiano Ronaldo. Un jugador que me encanta, pero que ya decepcionó en la semifinal de la pasada Champions, ante el Milán. Falló el penalti nada más empezar y eso embargó su ánimo. La primera parte la consumió en afarolados, giraldillas y molinetes, pero ni un muletazo de cartel. En la segunda fue más sobrio, pero tampoco dio miedo. Decepcionó, como todo su equipo, que vino a robar tiempo y a empatar a cero. El pitido final les pilló racaneando para no sacar de banda. En fin: un chasco.

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