Ambiente de dulce en la plantilla

Dos victorias consecutivas dan a cualquier plantilla un ambiente exquisito. Si a los dos triunfos les añadimos que el plantel al que me refiero es el del Cádiz, sobran comentarios. Y digo esto por lo vivido personalmente en la madrugada del pasado lunes. En no se qué restaurante de La Mancha, a unos 60 kilómetros de Valdepeñas, coincidí con la plantilla. Horas antes, los de Procopio habían ganado al líder en Los Pajaritos. Conversé con Buenaventura, Dani, Fleurquin, Fornell y, a trompicones, hasta con Kosowski. Todos llevaban la sonrisa en los labios.

El ambiente que se respiraba en todo y en cada uno de los jugadores del Cádiz era de dulce. Hasta a Juanito Marchante, el utillero, se le hizo corto el camino de vuelta a la capital gaditana. Todos estaban de acuerdo el algo y es que, ganar al Numancia en su feudo, hacía más llevadero los casi 900 kilómetros de vuelta a casa. Algunos futbolistas y también los técnicos, ya pensaban en la llegada del Sporting a Carranza y en una nueva victoria, que ya es pensar por adelantado. Ni qué decir que Procopio ha endulzado un plantel que olía a rancio. Y no me lo pregunten. Yo tampoco alcanzo a entender cómo unos profesionales cambian en dos semanas como de la noche al día. Y eso ha sucedido, afortunadamente en esta ocasión, en nuestro Submarino Amarillo.