Nos visitan los campeones del mundo

Otra cosa se podrá decir, pero estos ensayos van en serio. Francia hace un mes y medio, en Málaga. Italia hoy, en Elche. Los finalistas de la última Copa del Mundo, y además enemigos previsibles, uno u otro, en el primer cruce de la Eurocopa, si pasamos, y si Holanda no se cuela en el grupo de aquéllos. Finalistas del Mundial, decía, y campeona Italia, y por cuarta vez. Lo fue en 1934, en 1938, en 1982 (en España) y hace nada, en 2006. Recibamos con respeto y honores a este equipo. Y con la ilusión de ganarle. Pruebas así son las que nos permiten sentir de verdad cuál es el tono de la Selección.

Pero sigamos con Italia, un fútbol al que miramos con una mezcla de recelo y envidia. Les despreciamos por cerrojeros, pero ellos ganan y nosotros no. Y son de nuestra misma carne. Quiero decir que no son mulatos brasileños ni fuertes rubios teutones, sino latinos, fruto de nuestra misma mezcla. Y van a los mundiales y los ganan. ¿Por qué? Porque jamás descuidan un detalle. Italia hace años que es el laboratorio táctico, físico y médico del fútbol. Para lo bueno y para lo malo. Lo bueno son los resultados. Lo malo, la decadencia del espectáculo, por la excesiva presión, y ciertos coqueteos con el doping.

Bueno, pues ahí los tenemos, y ahí vamos con ese tiqui-taca que nos define y que, a la larga, va a ser la buena herencia (o al menos el buen recuerdo) que Luis deje de su paso por la Selección. "Por ahí respetan nuestro estilo", decía ayer Casillas, y es verdad. En los países bálticos, que este equipo recorrió en su fase de clasificación, nos conocen como la Brasil de Europa, y no por las playas, sino por el fútbol. Ese elogio obliga. La categoría del visitante obliga. La ilusión de Elche obliga. El cariño que, medio en broma medio en serio, nos muestra Sky Sports, obliga. Así que espero que veamos un buen partido.

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